Realidades

A veces la realidad nos baja a tierra. Está en auge hablar de atención centrada en la persona, de la ética en el cuidado de personas dependientes, de la profesionalización de los cuidados. Pero ¿cómo hacer ante situaciones tan complejas como una persona dependiente mayor, con deterioro cognitivo, que vive en su domicilio, que rechaza cualquier ayuda incluso hasta el punto de tener reacciones agresivas de manera verbal y física, que quiere seguir en su propio domicilio pero sin ningún tipo de ayuda? Personas que dicen: «o te vas de mi casa o me voy yo». Y cogen la puerta y salen, y se pierden quizás entre la muchedumbre de la gente. Vuelven en el mejor de los casos, tras haber movilizado a toda la familia, tras haberle seguido por atrás, tras haberla perdido y encontrado en sus rincones conocidos de la ciudad.

En la práctica hay situaciones realmente difíciles de gestionar. Con familias que tienen dificultades para conciliar  el plano laboral y familiar. Cuidadores informales sobrecargados. Cuidadores formales sin apoyos de compañeras/os. Con pensiones bajas que no permiten contratar más cuidados o pagar mejor el trabajo que llevan a cabo cuidadoras formales y formadas en atención sociosanitaria, bajo el régimen de empleadas de hogar, con menos derechos y peores condiciones.

#reflexionesdeseguido.

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